📉 La región de las Américas está librando una guerra silenciosa: una epidemia de obesidad infantil que, lejos de detenerse, sigue minando el futuro de millones de niños. En 2014, el 32,6% de los menores de 5 a 19 años ya presentaban sobrepeso u obesidad. Para 2016, ese número se disparó al 33,6%. El enemigo no es invisible: es el entorno obesogénico que hemos normalizado. La respuesta de los gobiernos ha sido el “Plan de acción para la prevención de la obesidad en la niñez y la adolescencia”, una estrategia regional respaldada por la OPS y la OMS, con un enfoque multisectorial y de curso de vida completo .
🛠 ¿Qué se logró?
1.
Atención Primaria y Lactancia
19 países incorporaron actividades de prevención de la obesidad en sus servicios de atención primaria, casi duplicando la meta de 10. Pero en temas críticos como la vigilancia del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna, el avance fue insignificante: solo un país publicó informes periódicos. Y las sanciones por violaciones, inexistentes .
2.
Escuelas como trincheras
23 países lograron alinear sus programas de alimentación escolar con guías alimentarias nacionales (meta: 12). Además, 25 países tienen agua potable en al menos el 70% de sus escuelas. Pero aquí viene la gran deuda: ningún país ha implementado políticas nacionales efectivas que aseguren 30 minutos diarios de actividad física en las escuelas. Ninguno.
3.
Impuestos, etiquetas y publicidad
Se avanzó con impuestos a las bebidas azucaradas: ocho países legislaron al respecto (meta: 10). Sin embargo, solo seis países regularon la publicidad de productos ultraprocesados dirigida a niños. En etiquetado frontal, apenas cuatro países implementaron normativas que permiten identificar fácilmente productos no saludables .
4.
Acción multisectorial y acceso a alimentos
22 países han incentivado la agricultura familiar; 25 cuentan con ferias agrícolas que mejoran el acceso a alimentos saludables. Y 12 países ya adoptaron estrategias multisectoriales. Pero en cuanto a infraestructura urbana saludable, solo ocho países tienen al menos cinco ciudades con programas de ciclovías recreativas (meta: 15) .
5.
Monitoreo y vigilancia
Cinco países tienen sistemas nacionales de información sobre obesidad y patrones de alimentación. Se avanza, pero el rezago es notable respecto a una vigilancia sistemática que permita políticas basadas en datos .
⚠️ Diagnóstico final: ¿vamos bien?
El plan demostró que la voluntad política existe. Algunos indicadores se duplicaron. Pero en áreas clave —actividad física, vigilancia del Código, regulación de publicidad y etiquetado— el avance fue lento o casi nulo. La OPS concluye que, aunque hay señales positivas, la Región está aún lejos de cambiar el entorno obesogénico de forma estructural .
🔥 ¿Qué sigue?
- Legislar con fuerza: sanciones reales, publicidad limitada, etiquetas claras.
- Rediseñar ciudades y escuelas: infraestructura para moverse, no solo para aprender.
- Medir, medir y medir: sin datos, no hay estrategia.
- Involucrar a todos los sectores: educación, agricultura, salud, planificación urbana, sociedad civil.
- Proteger el ciclo de políticas contra interferencias industriales.
📚 Fuentes consultadas:
- Organización Panamericana de la Salud. Plan de acción para la prevención de la obesidad en la niñez y la adolescencia: informe final. CD58/INF/5, OPS, 2020.
- UNICEF, OMS, Grupo del Banco Mundial. Joint child malnutrition estimates (2020 edition). https://www.who.int/nutgrowthdb/estimates
- WHO Global Health Observatory. Prevalence of overweight among children and adolescents. https://www.who.int/data/gho
💣 Conclusión contundente: No basta con buenas intenciones. Si no se pasa del papel a la acción regulatoria y estructural, la próxima generación crecerá enferma en entornos diseñados para fracasar. El momento de cambiarlo es ahora, antes de que sea demasiado tarde.